sábado, 20 de octubre de 2012

Derecho a la vida... O no.

Hace unos días mantenía un acalorado debate, que seguro que muchos habéis mantenido, con una persona a la que no conozco de nada, ni ella a mi, vía red social.
Hablábamos de algo tan peliagudo como es el aborto libre. La otra persona defendía el no rotundo, y yo defendía, defiendo y defenderé la libre elección.
Primero, porque me parece mal que un juez, un médico o un cualquiera de la calle (sin acritud) se eleve al punto de poder decidir sobre otro ser humano, en una decisión tan importante que te seguirá de por vida.

Mi postura, que os quiero exponer para que saquéis vuestras propias conclusiones, es neutral, puesto que me sitúo en varios supuestos para defender ambas posturas. Pero, ante todo, creo que cada persona debe tener libertad para poder elegir, sin que se la señale, se la condene al ostracismo, se la critique, o se la juzgue, porque cada situación, cada persona y cada decisión que tomamos es única, personal e intransferible, y como tal, debe ser respetada.

Vaya por delante que, el único punto en el que estuvimos de acuerdo durante todo el debate, fue en la educación. En todos los colegios debería ser obligatorio una asignatura que toque el sexo. La formación, la información y la educación al respecto es el gran pilar de este tema.
Sigamos con que, en caso de que existiera algo llamado "aborto realmente libre" se trata única y exclusivamente de una opción y jamás de una obligación. Por supuesto que existen otras opciones y deben ser tenidas en cuenta, como la adopción en caso de no querer quedarte con el bebé. En cierto modo, este tema me recuerda a cuando se debatía sobre el divorcio, que muchos querían pintarlo como El Mal, y usaban como argumento una obligatoriedad subliminal, que no existe. Ni con el divorcio, ni con el aborto, ni con tantas otras cosas.

Bien... Ahora quisiera desarrollar cuatro supuestos en los que os quiero plantear unas preguntas que espero os respondáis a vosotros mismos. Quiero "picaros" y haceros pensar, que estamos perdiendo esa bonita costumbre...

Supuesto 1: Violación de la mujer.
Tengamos en cuenta que ese embarazo no se produce desde el amor, más bien todo lo contrario. Es fruto de un acto violento, no consentido y traumático. Yo no quisiera traer al mundo a una criatura que me hiciese recordar a cada instante el motivo por el que existe. Sin duda, le acabaría queriendo, pero algo siempre me haría "click" Y creo que tampoco estuviera dispuesta a pasar 9 largos meses con una criatura en mi interior que ni deseo, ni espero, ni quiero, al menos en ese momento. ¿Debemos obligar a una mujer a soportar esta carga emocional, prohibiendo el aborto? ¿Debemos obligar a esa mujer a criar un hijo no querido y no deseado? No sería justo para la mujer, ni para el niño. Imagináos que lo da en adopción. ¿Soportaríamos saber que en algún lugar del mundo hay una parte nuestra, que alguien nos obligó a que esté, por ahí, en algún lugar? ¿Y si, pasados los años, esa criatura decide buscar a la madre biológica? ¿Sería justo recordarle el trago e imponerle ese hijo pasado el tiempo, cuando realmente no tienen nada que ver el uno con el otro?

Supuesto 2: Malformación del feto.
En este caso, quiero dejar claro que mi postura dependería del grado de malformación. Si es "compatible" con el desarrollo mental pleno y no es excesivamente dependiente, lo más seguro es que yo siguiera adelante. Pero puede no ser así. Puede que la malformación no permita un mínimo desarrollo y los padres no somos eternos... Me preocuparía qué sería de mi hijo el día que yo no estuviera. Y me preocupa su felicidad. Un ser humano, postrado, por ejemplo, sin poder moverse y con sus facultades mentales plenas, no puede ser feliz por mucho amor que le rodee. ¿Sería justo traer al mundo a una persona para sufrir, tanto el nacido como sus familiares? ¿Algo o alguien nos garantiza el bienestar de esa persona cuando falten los progenitores? Recordemos que la actual ley de dependencia, que está para estos casos, es prácticamente inexistente...

Supuesto 3: Riesgo vital para la madre y/o el feto.
En este caso, se puede perder la vida de uno o de ambos. ¿Sería justo obligar a familiares, por ejemplo, a elegir quién sobrevive? ¿Podríamos alguno de nosotros anteponer una vida a otra, después de un embarazo entero y de una vida en común? ¿Quién puede creerse en potestad de poder hacer esa elección? ¿Por cuál de los dos "decantarse"?

Supuesto 4: No es el momento.
En este caso, vamos a partir de la base de que no todos los embarazos no deseados (o no previstos, que me gusta más), son producto de una mala cabeza o de una irresponsabilidad, y de que no todos los casos son iguales. No todos tenemos el mismo "valor", ni la misma situación económico-personal, etc...
Esta me toca personalmente. Yo pasé hasta el último segundo meditando qué hacer, pero esa historia me la dejo para otra ocasión (quizá). Opté por seguir adelante, opté por la vida, por verle la carita al bichito que llevaba dentro. Elegí. Por suerte, tuve la opción de elegir. Tuve el derecho de equivocarme con mi decisión, o de acertar con ella. Pero tuve derechos y opciones.

Aquí es donde quería traeros. Pueden darse muchos supuestos más aparte de los que he descrito, y se pueden plantear millones de preguntas más. Unos estaremos a favor, otros estaremos en contra y otros permaneceremos neutrales. Pero lo que es justo, para todos, es poder garantizar que existan las opciones. Y sobre todo, respetarlas. Cada persona es un mundo y cada persona debe decidir sobre su vida, porque cada uno sabe cómo es su vida, su entorno, y opinar desde fuera, cuando no te atañe, es demasiado fácil.

Y, por supuesto, recordad que antes de llegar a tener que plantearse un aborto o no, existen montones de métodos anticonceptivos, al alcance de cualquiera, y que aparte de un embarazo no deseado, podemos acabar con una enfermedad de transmisión sexual. Cuidáos. Sobre todo, cuidáos, sobre todo vosotras. No dejéis vuestra protección en manos de nadie, y jamás os fiéis del "yo controlo". Controla más el que se cuida, recordadlo.

¡Abramos debate!

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Si me viera en las mismas ahora, la decisión sería distinta. Sola con una, puedo. Con dos, no me veo...
    Un abrazo.

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  3. la base, la educación y el respeto. y que la libertad de decidir comporta responsabilidad. el resto depende de cada cuál.
    estoy plenamente de acuerdo contigo Marta, en el fondo y la forma. Lamento profundamente no poder discutirte ni una coma, jeje
    saludos
    Miquel

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Si le enseñamos a nuestros hij@s el sentido de la responsabilidad, llegado el momento tomarían la precauciones adecuadas y en ese caso nunca tendrían que decidir por un aborto porque en primer lugar nunca habría un embarazo "no planificado".

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  6. Es una decisión ante todo moral y por lo tanto debe de ser personal. No hay métodos anticonceptivos efectivos al cien por cien, todo puede fallar. El peso de la decisión que se adopta lo tendrá que llevar la propia mujer. Si la responsabilidad es suya, debe de serlo totalmente, incluido el poder decidir que hacer.

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  7. Yo tenía toda la información, todos los medios y toda la responsabilidad que una mujer puede tener. Las precauciones también fallan. En mi caso fue que un medicamento mermó la protección de la píldora, así que, sí pueden darse embarazos no planificados. Mi prueba de ello es una señorita de 9 años, preciosa. Por desgracia, no todo gira en torno a la educación ni la responsabilidad.
    Noto que aún existe gente que lo reduce a eso, a educación y responsabilidad. Y, por regla general, de dos personas que intervienen en un acto sexual, ambas recaen sobre la misma persona. El hombre también puede (y debe) tener educación y responsabilidad. No es sólo cosa nuestra poner medidas.
    Y, si por h o por b, una mujer se ve en la situación de tener que elegir, que se le permita. No es tanto pedir no criminalizar y respetar a quien quiera tomar esa decisión.

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